Los sueños generarán miles de preguntas a lo largo de nuestra vida: ¿Qué significan? ¿Por qué no podemos recordar algunos? ¿Puedo controlar lo que sueño? y así. Personalmente encuentro en los sueños una fuente de maravillosas imágenes e ideas, siempre que duermas no sabrás con lo que podrás soñar.
Los hay tan coloridos, extraños, divertidos, aterradores, de los que recuerdas hasta el último detalle hasta los que en un abrir y cerrar de ojos se olvidan para siempre. Soy de las que piensa al despertarse qué habré soñado en la noche.
Y es que inclusive los sueños guardan parte de quiénes somos. Por eso y más el portal El Definido publicó un interesantísimo articulo acerca de los sueños a partir de datos científicos. Lo encontré por casualidad y con tan sólo leerlo aprendí mucho sobre el tema, además agradezco haberme topado con el texto porque me permitió descubrir a la página El Definido, leánla, no se arrepentirán:
1. Olvidas casi todos tus sueños
Se dice que nuestra memoria borra entre el 90 y 99% de los sueños y que incluso 10 minutos después de despertar, recordamos solamente el 10% de eso que habíamos logrado conservar. Las razones no están completamente claras y hay varias teorías.
Algunos investigadores lo comparan con hacer algo sin prestarle demasiada atención, como cuando manejamos por una carretera y no registramos todo lo que pasa ante nuestra vista, de la misma manera, ante un sueño nuestra consciencia está menos activa.
Otra de las explicaciones validadas, según Scientific American es la ausencia de la hormona norepinefrina en la corteza cerebral cuando soñamos, una región del cerebro que juega un papel clave en la memoria, el pensamiento, el lenguaje y la conciencia. Aún así, se reconoce que eso no lo explica por completo. La evidencia ha establecido también que las personas que presentan ondas theta con frecuencia más baja en los lóbulos frontales, son más propensos a recordar sus sueños.
2. Recuerdas menos si usas despertador
El ensordecedor y poco esperado sonido de tu alarma hará que tengas menos posibilidades de recordar un sueño, ya que la mejor manera para retenerlos es despertarse lentamente, dejando que pasen algunos minutos mientras tu cerebro asume que hay que retomar actividades, asegura Naiman.
3. Quienes recuerdan más sueños, tienen una actividad cerebral diferente
Un reciente estudio descubrió que la gente que habitualmente recuerda sus sueños muestra más actividad espontánea en una región del cerebro llamada unión temporoparietal,que participa principalmente en el procesamiento de información y la percepción, característica que se manifestaba también cuando los participantes estaban despiertos. Además, investigaciones anteriores demostraron que quienes recuerdan mejor los sueños, también reaccionan más a los sonidos en ellos y cuando están despiertas.
4. Sueñas hasta 12 veces y durante toda la noche
¿Crees que no sueñas o que sueñas poco? Que no recordemos haber soñado o que no estemos conscientes de él, no significa que no exista. Soñamos varias veces mientras dormimos, casi de manera constante y cada sueño es más largo que el anterior, explica Lauri Quinn Loewenberg, experta en sueño. Normalmente se dice que soñamos solamente en las fases REM (Movimientos Oculares Rápidos, por sus siglas en inglés), ahí es cuando más conscientes estamos de los sueños porque nuestro cerebro está muy activo, pero en realidad soñamos en todas las fases del sueño.
Hasta una docena de sueños podemos tener en una sola noche y haciendo un promedio, se estima que la mayoría de la gente tiene más de 100.000 sueños durante toda su vida.
5. Tus pies saltan porque…
Tropezamos con una piedra o caemos de un precipicio y repentinamente nuestro cuerpo da un salto en la cama. Y ahí quedamos, despiertos, con el corazón latiendo a mil y agradeciendo que fuera nuestra imaginación. ¿Te pasa muy seguido? Esos saltos se llaman sacudidas hípnicas y son espasmos involuntarios que ocurren justo antes de quedarnos dormidos. Alrededor de un 70% de las personas los experimentan.
¿Por qué? Algunos científicos creen que influyen factores como el estrés, la ansiedad, la fatiga, la cafeína y la falta de sueño, que aumentan la frecuencia o intensidad de estos tirones, pero las investigaciones no son concluyentes. Otra hipótesis sugiere que es un reacción natural cuando el cerebro se desconecta en gran medida de nuestro cuerpo.