Edmundo Chirinos, reconocido psiquiatra de trayectoria pública, es acusado por el asesinato de Roxana Vargas. Ibéyise Pacheco tuvo la oportunidad de entrevistar en numerosas ocasiones a los implicados y relacionados con el caso, y en especial al doctor Chirinos. Con la acuciosidad de la periodista incisiva que es Ibéyise, el juicio será el escenario de partida de este profundo trabajo de investigación que construye y da cuenta de la personalidad enigmática de Chirinos, la truculencia del caso, los testimonios dramáticos de las víctimas, los archivos de la fiscalía, y en grado mayor los encuentros con el doctor en los que la periodista interroga, deja hablar, persuade, y en ese forcejeo se revela la retorcida y decadente brillantez del doctor.Ibéyise no elude las escenas más crudas, deja que lo explícito se muestre y mientras, como telón de fondo, un acercamiento al carácter nacional, quizás dislocado, quebrado psíquicamente. El estilo de Ibéyise es preciso, apunta al dato, no deja cabos sueltos y resuelve en la sentencia el suspenso de reportaje que deviene relato.
Este libro me lo regalaron hace
un tiempo y lo leí hace un tiempo por igual. Estoy acostumbrada a leer novelas
de ficción por lo que con este híbrido de narraciones pise supongo que nuevos
terrenos. Pero antes de dar mi opinión debo localizar un poco acerca del
cómo surgió todo el caso de Chirinos.
Edmundo Chirinos fue un psiquiatra
venezolano de gran reputación por la cantidad de estudios que tuvo y
cargos que desempeñó (no sólo trabajó en la medicina, sino también como
político –se postuló para presidente de Venezuela- y fue rector de la UCV –una de
las más importantes universidades del país-). El escándalo inició cuando el
cuerpo de su ex paciente Roxana Vargas fue encontrado en 2008. La joven de 20
años y el psiquiatra de 73 mantuvieron una relación informal. Así es como a
Chirinos es el principal sospechoso de su muerte, prueba tras prueba se van
revelando hasta que se comprueba que él es el culpable.
No sólo fue lo del
asesinato, gran parte de la conmoción se debe a que el doctor usaba sus curas
del sueño para violar a muchas de sus pacientes. 1200 fotografías y videos de
mujeres desnudas fueron encontradas en su oficina, pero ninguna de estas
mujeres dijo algo por temor al dinero y reputación de Edmundo.
Vaya que me extendí. Pero era
necesario explicarlo. Ahora, apartándome de la trágica historia debo decir que
estoy completamente decepcionada con este libro. Perdí la cuenta de las tantas
veces que mis profesores lo recomendaron, recomendaron el trabajo de la
periodista de sucesos Ibéyise Pacheco.
Supongo que su fuente la debe de trabajar bien porque leí fragmentos cortos
buenos, sin embargo, como libro en conjunto
falla terroríficamente.
El libro no tiene consistencia,
el primer error es su estructura. La historia se divide en 1. En los relatos a
lo novela policíaca de lo que “supuestamente pasó” 2. En las entrevistas acerca
de lo que piensan del caso varios expertos (muchísimas transcripciones no exclusivas).La redacción deja mucho que
desear, no sólo porque es burda y hay faltas sintácticas, sino también porque
sentí en varias oportunidades que se fue hacia lo cursi, nos querían conmover
con la subjetividad de la escritora. Repetición e incoherencia a montón.
También me resultó doloroso la
incompetencia de absolutamente todos los personajes en este libro. Ignorancia,
estupidez, negligencia, era impresionante ¿eso fue por qué Pacheco escribió mal
o por qué de verdad todos eran así? Parte y parte, un buen redactor hace pasable
la idiotez de sus personajes.
De más está decir que Roxana
(según el libro, y entiendo que fue terrible lo que le sucedió) era una
muchacha inestable e inmadura, y que Chirinos era un egocéntrico carente de
ética. Pero ¿de verdad eran así ? Pienso que quizás detrás de
Roxana había algo más inteligencia, o que según las entrevistas y carrera de Chirinos
hubo más inteligencia. No obstante, los dos fueron pintados como bueno…
Tampoco quiero desestimar de todo
el libro porque al final de cuentas muestra el tipo de investigación al que
todo periodista venezolano debería animarse. Por igual deja para la historia
este caso que pudo ser olvidado mucho tiempo atrás.
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