Admiro a aquellas personas que son capaces de mantener una conversación fluida e interesante en cualquier momento. Puede que en mi caso pueda llevar el hilo de una pero si me mantengo concentrada y controlo mi boca en no soltar alguna de mis ocurrencias; sin embargo, si me agarran desprevenida... pues no me responsabilizo de mis palabras.
Debido a mis eternas oraciones sin dueña aparente, me puse como niña de diez a buscar por Google, y es cuando me encontré con este articulo de la web Kena: 15 Secretos para una buena conversación. Los consejos son sencillos y están explicados a la perfección. Puede que para algunos este tipo de artículos de "auto-ayuda" caigan en lo tonto pero es todo lo contrario, de hecho es un grave problema. Pero ¡animos y fuerzas tímidos del mundo! ¡Sí se puede! ¡Sí se puede! ¡Sí se puede! me emocione.
(El siguiente articulo no es de mi autoria, sino de la fuente ya acreditada)
Parece fácil entablar una conversación, pero todos sabemos que es un arte que implica provocar empatía, tener un orden para estructurar las ideas de manera elocuente y, sobre todo, lograr que el otro se sienta escuchado y cómodo con nuestra charla.
Las reglas son fáciles de aplicar. Todos las conocemos, pero quizá no siempre las recordamos. Aquí están los secretos de todo buen conversador:
1. Escucha su nombre.
Al presentarte, pon atención al nombre de la otra persona y trata de recordarlo para que puedas intercalarlo durante la plática. Recuerda que no hay mejor sonido que escuchar nuestro nombre, la persona quedará encantada y la habrás hecho sentir importante.
2. Dale seguimiento.
Si la persona agrega algo después de decirte su nombre, te da pie para seguir por ese camino: “Soy Luis Velasco y es la primera vez que vengo aquí”. Cuando seas tú quien se presenta, procura agregar siempre algo de información para facilitar la plática.
3. Míralo a los ojos.
Esto es fundamental, porque si no lo hacemos, expresamos una falta de interés en el otro. Ver el reloj, quién entró y con quién vino, son distracciones normales que se deben evitar, si lo que deseas es que la persona se sienta a gusto y converse contigo.
4. Evita ser categórico o impositivo.
Las personas que se expresan como si fueran dueñas de la verdad nunca caen bien. Evita usar las palabras “deberías de, yo que tú, estás mal”, aunque tu intención sea buena. La conversación debe ser un diálogo, no un monólogo, es decir, debemos abrirla para que intervengan en ella los demás. Seguro aprendes algo nuevo.
5. Permite que el otro hable.
Podemos caer en el error de apasionarnos con el tema y sostenemos un monólogo que quizás a los demás no les interese. Con un poco de “soberbia”, pensamos que somos los únicos que tenemos algo importante que decir y hablamos en primera persona sin parar. Iniciamos todas las frases con: “yo, mi, me, a mí, conmigo” y no damos oportunidad a que el otro hable, porque jamás se nos ocurre decir la frase mágica “Oye, ¿y tú?”… Y claro, no interrumpas, es un hábito que se forma sin darnos cuenta y es molesto.
6. Sé sencillo y directo.
Algunas personas dan mil rodeos para decir algo y se desvían en cada punto de su conversación, por lo que perdemos el hilo de lo que querían decir. Por lo general, lo hacen cuando saben que tienen la atención de los demás y tardan horas para hacer su relato. No hay como una persona que se expresa en forma clara y sencilla. “Menos es más”, esto lo decía el arquitecto Ludwig Mies Van Der Rohe y así se aplica a la conversación.
7. Haz preguntas abiertas.
“¿Por qué decidiste cambiar de empresa?” o “¿cómo conociste a los anfitriones?”. Si preguntas algo que el otro pueda resolver con un sí o un no es como entrar en un callejón sin salida. La conversación fluye mejor cuando las preguntas comienzan con: ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué? “Si quieres persuadir, habla con los oídos muy abiertos”, dice un proverbio árabe.
8. Escucha con atención.
Interésate en toda la información, deja de pensar en ti o en lo que vas a decir. Resiste la tentación de aconsejar, contestar o corregir. Evita que te gane el enojo, aunque no te guste lo que otros dicen. Hazlo con sensibilidad, no escuches sólo sus palabras, también sus silencios, lee entre líneas, atiende su tono de voz, observa cada movimiento de su cuerpo, ya que es lo único que no se puede fingir. Recuerda: quien domina la conversación no es el que habla, es el que escucha.
9. Date tu tiempo y modula bien tu voz.
Procura hablar a buen ritmo. Cuando estamos muy emocionados porque nos escuchen, hablamos rápido y proyectamos inseguridad o que tememos no completar la idea. También es muy incómodo hablar con alguien a quien no se le escucha, porque lo hace en tono de susurro.
10. Relájate.
Cuando tu cuerpo se nota tenso o rígido, no invita a conversar. Es horrible platicar con una momia. La persona no gesticula, no asiente con la cabeza y no da señales de haber recibido el mensaje. Es muy importante mostrar interés, no sólo con palabras, sino también con el cuerpo. Si te sientes estresada, respira profundamente tres veces y suelta el aire por la boca.
11. Mantén una actitud positiva.
Los problemas que todos tenemos en lo cotidiano son suficientes como para que al entrar en contacto con una persona escuchemos quejas, críticas o comentarios negativos. Por el contrario, qué placentero es convivir con quienes siempre tienen temas interesantes, agradables y que contestan a la pregunta: ¿Cómo estás?, con un: “De maravilla”.
12. Acepta cuando no sabes algo.
Lejos de hacerte quedar mal, es un acto de grandeza, de seguridad en ti misma y de sencillez, que la gente aprecia. No hay nada más falso que las personas que nos dicen “Sí, sí” a todo, únicamente por quedar bien y no se atreven a expresar su opinión o desconocimiento del tema. Es muy aburrido y además, a todas luces, se percibe falso.
13. Convive con otros.
Un error muy común es ponernos a platicar todo el tiempo con una sola persona, sin darnos cuenta de que, sin querer, podemos ignorar a otros invitados. Ahora que, si la conversación está muy, muy interesante, o estás en plan de conquista, puede ser la excepción.
14. Mantente al día.
Debes estar atenta para darte cuenta cuándo un tema se agota y, con mucho tacto, sacar otro nuevo. Para esto es importante leer los periódicos, ir al cine, a conciertos o leer libros interesantes.
15. La privacidad es importante.
Evita compartir intimidades, problemas afectivos, familiares o físicos. La verdad es que podrían parecer poco interesantes para el interlocutor. Es un detalle de delicadeza, mejor ahórratelos.
Por último, recurro a Aristóteles, quien dice: “Piensa como sabio, pero habla como gente común”.
Realmente, la comunicación es un arte. Saber escuchar, lograr que el otro se sienta cómodo y se entretenga con la charla a veces no es tan fácil.
ResponderEliminarGracias por pasar a visitarme y quedarte.
Bienvenido!!!!, eres mi amiblog nº 100.
Me encantaría que visitarás mi blog principal.
Abrazos.
Todos somos distintos y a veces es difícil saber que es lo que hace sentir comoda o incomoda a una persona.
EliminarGracias por tu visita, pronto estré por allá. Saludos!
Lo cierto es que sido un artículo muy interesante, ahora entiendo cómo se lo hace mi madre para hablar tanto y que la escuchen^^
ResponderEliminarJajaja la mia también habla mucho y la escuchan pero no creo que sea porque siga los consejos. Abrazos!
EliminarMuyinteresante, siempre hay que intentar escuchar y ser escuchado.
ResponderEliminarTe sigo.
"Escuchar y ser escuchado"
EliminarMomento incomodo cuando entras en una conversación-monologo.
Hola me ha gustado mucho esta entrada, es muy práctica.
ResponderEliminarSaludos ;)
A la orden ;D
EliminarHey you´ve a great blog!
ResponderEliminarPlease check out mine :)
And if you want we can follow each other here,
on bloglovin and via GFC?
Let me know!
xoxo
¿Bloglovin?
ResponderEliminarOh Dios, soy una ignorante lol.
Aristoles, “Piensa como sabio, pero habla como gente común”.
ResponderEliminarEste punto final después de tan sencillos de acuerdo, pero buenos consejos es muy oportuno.
Con tu permiso me quedo en tu rincon, me gusto.
Besos ♥♥♥
Sí ese es el punto final del articulo ¿lo resume todo no?
EliminarBien dice que el que mucho presume poco tiene. Como cae mal la gente que siempre anda hablando de más. Y gracias por quedarte, espero que sea de tu agrado.